Por qué he dejado de usar Facebook
En el margen de la huelga contra las redes sociales impulsada por el co-fundador de Wikipedia, he decidido finalmente dejar de usar Facebook, la única red social que he usado de forma asidua durante los últimos diez años. Aunque motivos para dejar de usar Facebook sobran, quisiera mencionar aquí aquellas que me impulsaron a finalmente hacerlo.
Facebook no respeta mi privacidad
Hace unos años, una amiga me platicaba que la razón por la que no llenaba todos los campos en su perfil de Facebook es porque, en caso de haber guerras o persecusiones, ese sería el método por el que nos buscarían. Su argumento no tiene nada de descabellado, el problema aquí es que Facebook ya sabe todo ella: su religión, su ubicación exacta, los lugares que frecuenta, sus gustos, sus intereses, quienes son sus amigos y sus perfiles, que hace dentro y fuera de Facebook, y mucho, mucho más. La empresa recolecta de todo, no solo lo que le decimos conscientemente.
Si leemos el aviso de privacidad de Facebook podemos ver, entre títulos coloridos y palabras amables, la información que recolectan. Entre ellas está la ubicación, la agenda telefónica, el dispositivo que usamos, la dirección IP del dispositivo que usamos, que haces en tu dispositivo, y por supuesto, todo lo que publicas en Facebook. Una de mis secciones favoritas de este aviso de privacidad es el que sigue:
...Estos socios nos brindan información sobre las actividades que realizas fuera de Facebook, incluidos datos sobre el dispositivo que utilizas, los sitios web que visitas, las compras que haces, los anuncios que ves y la manera en la que usas sus servicios, ya sea que tengas o no una cuenta de Facebook o hayas iniciado sesión en ella (negritas mías).
Esto significa que Facebook crea perfiles nuestros de lo que hacemos en otras páginas, incluso sin tener cuenta. Y ¿para qué quiere esta información? La respuesta es simple: venderla. Hay empresas dispuestas a pagar por esta información, empresas de publicidad, de análisis de datos, empresas de seguridad, etc., en la jerga de los Términos y Condiciones se llaman “socios”. ¿Cuál es el riesgo de esto? Solo recordemos el escándalo de Cambridge Analytica, cuya intervención fue clave para la victoria de Donald Trump.
Por supuesto, hay muchas personas a las que esta situación no les molesta en lo absoluto, lo que está bien, pero en lo personal, es incómodo ser “observado” todo el tiempo.
El contenido en Facebook y la ansiedad que genera
En Facebook consumía tres grandes clases de contenido: anuncios, publicaciones de conocidos y publicaciones relacionadas con mis intereses personales.
Las personas suelen publicar en Facebook (y en todas las redes sociales, de hecho) aspectos que desean que se conozcan de su vida, generalmente vemos como salen de fiesta, fotos de sus vacaciones y de cada logro que alcanzan en la vida. Sin embargo, ser bombardeado por este tipo de publicaciones genera mucha ansiedad, ¿por qué los demás son tan exitosos y yo no? Existen estudios reales que demuestran como el uso de las redes sociales y el consumo de este tipo de publicaciones nos hacen sentir solos y deprimidos. Hace unos días, una conocida se lamentaba al ver como una amiga suya compartía fotos de un viaje y ella, que trabaja más y quizá hasta gana más, no puede ni salir a pasear en su día de descanso. Lo peor de esto es que la mayoría de las publicaciones que subimos tienen truco: guardamos las fotos de las fiestas, de los eventos, de las vacaciones para subirlas cuando no sabemos que publicar. La vida de todos es igual de aburrida y estresante, pero las redes sociales hacen parecer que no.
Por otro lado, debo admitir que de mi lista de amigos, la enorme mayoría ni los conozco realmente para llamarlos “amigos”, quizá ni “conocidos”. Termina viendo fotos de personas que, la verdad, ni sabía quienes eran. Y yo casi nunca publicaba nada, lo que es importante para mi prefiero mantenerlo conmigo, no mostrárselo a un mundo hipócrita y que muchas veces ni les interesa.
En segundo lugar están las publicaciones relacionadas con intereses personales, que es donde más tiempo me llevaba y extrañaré varias comunidades y páginas cuyo contenido realmente disfrutaba, por ellas no abandoné antes la red social. No obstante, era común ver situaciones de política y constante censura, todos, incluido yo, debíamos cuidarnos de lo que opinábamos, razón por la cual me acostumbré a leer y rara vez opinar sobre los temas.
En el caso de los anuncios no hace falta mencionar porque no me gustan, salvo el de una u otra página que hacían realmente buenos anuncios (Sr. Manaos, esto es por ti). Aquí hay que agregar que muchas veces recibía anuncios sobre temas que había estado explorando poco antes en internet o que había mencionado en conversaciones supuestamente privadas.
Los servicios de Facebook no son buenos
Hacen su trabajo, sí, pero los hay mejores. Messenger tiene muchos defectos, desde las “historias” hasta el hecho que pesa más de 200 Mb.; la sección de videos de Facebook jamás llegará al nivel de Youtube, así introduzcan realities shows como Confetti; como feed de noticias es ineficiente pues está lleno de fake news y en su labor original, que es comunicarme con mis amigos, salvo un par de grupos de la escuela, nunca me ha servido realmente para estar en comunicación con mis seres queridos. En otras palabras, existen alternativas mucho mejores a lo que Facebook ofrece, con mayor respeto a la privacidad, aunque no se integran en una sola página web.
Aunque extrañaré varios aspectos de Facebook, creo que las ventajas son mayores. En 30 días deberé reevaluar mi decisión y, si no soy lo suficientemente débil, seguiré adelante sin usar la red social. Por mientras comenzaré a aplicar esas alternativas a Facebook que menciono, pues al fin al cabo, en estos diez años Facebook ha sido parte integral de mi vida, toca acostumbrarse ahora a vivir sin los servicios de Zuckerberg.