Llegar a la verdad, iluminar el mundo: Un framework para determinar qué tanto nos alejamos de las verdades

Introducción

Creo que una de las formas más importantes de mejorar el mundo es aumentando el conocimiento de las verdades que gobiernan nuestra existencia. Entendiendo cómo funciona nuestro mundo (y nuestro universo) tendremos las herramientas para solucionar los problemas que lo aquejan y encontrar oportunidades para hacer de este un lugar mejor. También creo que saber la verdad, es decir, coincidir nuestras creencias con la realidad, es en sí un bien a alcanzar. Por todo eso es que en este artículo busco trazar un camino sobre el cual poder acercarnos lo más posible a la verdad.

Primero modelemos

Como soy computín, he pensado en concebir cada ser como un objeto. No me refiero a deshumanizar a la gente, sino a usar los principios de la Programación Orientada a Objetos. Cada objeto tiene un conjunto de atributos y valores asociados a esos atributos. Por ejemplo, agarremos una persona adulta ordinaria de nuestro tiempo y país. Esta persona:

En este caso Nombre sería un atributo, y Juan Gutiérrez sería el valor asociado a dicho atributo.

También podemos usar un modelo inspirado en el realismo aristotélico, en el que cada ser es una substancia con esencia y accidentes. Cada atributo sería ya sea parte de la esencia o de los accidentes, pero no en ambos.

Personalmente pienso que debemos tener una consideración por todos los seres conscientes, es decir, aquellos que pueden pensar sobre si mismos, reflexionar sobre su propia existencia. No tienen que ser humanos necesariamente. El ideal es que todos ellos encuentran las respuestas a todas las preguntas universales. Veamos a qué me refiero con ésto.

Con preguntas universales, me refiero a las preguntas que todo el mundo puede hacerse. Las preguntas estereotípicas como ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Para dónde voy? son ejemplos clásicos de preguntas universales, pero también pueden haber preguntas menos conocidas, tal como “¿Cómo garantizo mi supervivencia el mayor tiempo posible?” Esta pregunta tan cotidiana también es universal pues todos los seres vivos buscan sobrevivir.

¿Debemos saberlo todo?

Bajo este modelo, yo me he preguntado si es que tener respuestas a todas las preguntas universales implica conocer todo lo que existe. Usemos el modelo que acabo de exponer para responder a esta interrogante.

Entendamos el universo como lo que contiene todo lo existente. Entonces cada ser existente, existe dentro del universo. Por tanto, conocer el valor del atributo “Descripción completa de todo lo existente en el universo al que pertenezco” implica saber todo lo existente. Quizá no contenga lo no existente, pero si podemos imaginar lo no existente entonces lo no existente existe en nuestra imaginación.

Si consideramos lo anterior, y como cada ser existente pertenece a este mismo universo, entonces ¿Cuál es la descripción completa de todo lo existente en el universo al que pertenezco? es una pregunta universal y responderla significa tener una respuesta para todo lo existente.

Pero saberlo todo es una tarea titánica! ¿Será posible que algún día lo sepamos todo?

En la vida hay que ser pragmátic@s, rayemos la cancha

Encontrar las respuestas a todas las preguntas universales parece una tarea imposible, pues tomaría demasiado tiempo, y hay preguntas que podrían ser imposibles de responder. Entonces, llegar lo más posible a la verdad no consiste en saberlo todo. Propongo una forma de medir el progreso en esta materia según qué tanto nos distanciamos de la verdad.

¿Cuánto cuesta llegar a la verdad?

Daré un ejemplo de lo anterior. ¿Sabes cuánto es 2+2? Asumo que sí. ¿Pero podrías memorizar el valor de a+b para cualquier par de números enteros a y b? Obvio que no porque existen infinitos números enteros. Existen infinitas proposiciones verdaderas, así que en vez de intentar de memorizar todas las sumas, que es imposible, mejor creemos un método eficaz para conocer el valor de a+b para los valores de a y b que queramos o necesitemos. Actualmente es muy fácil hacerlo con ayuda de la calculadora, pues ésta combina una implementación de un algoritmo genérico que sirve para calcular sumas de números y un inmenso poder de cómputo. Pero antiguamente no era el caso y era necesario que los humanos calculáramos la suma usando nuestro cerebro como computador, lo que era mucho más lento. Lo que hicimos como especie fue reducir el costo de acceder a la verdad. Esta reducción de costos también ocurrió con la masificación de internet, la educación pública, etc.

Materia pasada, materia olvidada!

Ya tenemos el costo de acceder a la verdad, que claramente nos distancia de ésta. Ahora la educación es mucho más accesible, ¿pero qué tan efectivo es meter en la cabeza de las personas los contenidos? Seguramente has olvidado gran parte de lo que aprendiste en el fomegio (me refiero al colegio xd) o universidad. ¿Entonces de qué te sirvió pasar tantas horas estudiando esas materias obligatorias, aparte de obtener una buena nota? Por eso, otro factor que considero de suma importancia considerar, es la retención de las verdades que aprendemos. Existen técnicas para no olvidar, como la repetición espaciada, y se ha estudiado qué es lo que se recuerda mejor a largo plazo, por tanto ya hemos tenido avances al respecto.

¿Bajo costo o alta retención?

Escribiendo sobre los dos factores anteriores, consideré la posibilidad de que una alta retención de una verdad requiera un mayor costo de adquirir dicha verdad. Por ejemplo, si aplicamos la técnica de la repetición espaciada, tendremos que repasar varias veces lo que estamos aprendiendo, lo que incrementaría el costo de conocer esa verdad si queremos conocerla por más tiempo. No obstante, el beneficio obtenido de cada repaso es mayor porque con cada repaso el cerebro retiene lo aprendido por más tiempo. Por tanto, a largo plazo sí vale la pena invertir ese tiempo.

Importancia y alcance de lo que aprendemos

Con los dos primeros puntos satisfechos, ya tendríamos una forma fácil y rápida de saber las cosas que necesitamos y recordarlas a largo plazo. ¿Pero de qué sirve memorizar una bolsa de Oreo cualquiera? ¿Qué tanto nos va a ayudar para otras cosas? ¿No sería mejor aprender algo más útil? A continuación mostraré qué verdades son, a mi juicio por supuesto, las que por lo general más valen la pena encontrar para llegar a la verdad, sin considerar las ventajas no intrínsecas de saber la verdad.

Volvamos al ejemplo de las sumas: ¿Qué es mejor? ¿Memorizar un montón de sumas, o dominar un método general para calcular cualquier suma? Claramente la segunda opción es superior, porque para cualquier suma, se reduce el costo de llegar a su resultado. ¿Notas qué es lo que hace que sea mejor? Es su generalidad. Mientras más general sea una respuesta, mejor será porque reducirá el costo de llegar a verdades particulares. Las verdades más generales de todas son las verdades universales. Por eso creo que conocer respuestas a verdades universales ayudará mucho a acercarnos a la verdad.

Pero por otra parte, en algunos casos puede ser mejor trabajar en llegar a verdades particulares. En el ejemplo anterior sí convenía encontrar un método general porque hay infinitos números, pero si el costo de encontrar una verdad general es demasiado alto y no reduce suficientemente el costo de llegar a una verdad particular, será mejor trabajar en encontrar respuestas a varias preguntas de carácter más específico. Debido a esto es que no considero que la generalidad de las verdades sea un factor intrínseco a considerar para determinar qué tanto la población ha llegado a una verdad, sino que sirve en la medida que ayude a reducir el costo o aumentar la retención de otras verdades, pero aún así reconozco que la verdad general es una verdad en sí misma.

Cada quién es la medida de su verdad

Hay afirmaciones verdaderas para todo el mundo (¿o casi?), como que 2+2=4, pero también hay algunas que son muy relativas. Por ejemplo, para mí hace frío en Concepción pero para una familiar mía, más acostumbrada al clima, no hace frío en Concepción, sino que hace calor. Entonces, ¿la afirmación “Hace frío” es verdadera o falsa? La respuesta es depende, porque alude a una experiencia subjetiva del que emite dicha afirmación.

A pesar de que muchas verdades son subjetivas, es posible establecer un punto de partida para acercarnos a la verdad, o mejor escrito, a nuestra verdad. El objetivo entonces, es aumentar la retención y la generalidad y reducir el costo de llegar a nuestra verdad.

¿Lo sé de corazón, de cerebro, o de guata?

Me ha pasado muchísimas veces que he fracasado, ya sea en un concurso de programación o en el amor romántico, y he llegado a sentir que nunca voy a tener éxito. Claramente es falso, pues he llegado a obtener buenos resultados con práctica y perseverancia y otras personas también. El punto es que sé que es falso pero aún así se siente real, desde el estómago. Si dentro de nosotr@s hay múltiples “yo” conscientes, entonces hay que tener en cuenta todos esos “yo” existentes, tanto el consciente como el inconsciente, que al menos en los seres humanos es mucho mayor que la parte consciente. Aún no puedo afirmar mucho más al respecto porque no sabría identificar los “yo” existentes dentro mío, o al menos no todavía.

¿Y las mentiras y falsedades?

Hasta ahora he propuesto una referencia para medir qué tanto la gente se acerca a las verdades. ¿Pero qué pasa con las creencias falsas? Fácil, basta con invertir los dos factores que presenté antes: hay que aumentar la dificultad y el costo de llegar a creencias falsas y reducir la retención de dichas creencias.

Conclusión

He introducido factores a considerar para construir un punto de partida para acercarnos a la verdad. El ideal es conseguir, para la mayor cantidad de seres conscientes posible (incluso de los que no sepamos), una máxima retención y mínimo costo, y viceversa en el caso de lo que es falso.